El papel de la socieda civil, lo mismo que la opinión pública resultan determinantes para el desarrollo de la democracia y para evitar los excesos del poder político. El objetivo de conseguir una sociedad más justa no es sólo el cometido del governante, sino de toda la sociedad. Algunos pueden pensar que esto es una utopía irrealizable, posición que muchas veces conduce a un pesimismo anquilosante y desemperanzador. Sin embargo, a poco que lo pensemos, el intento de conseguir una sociedad civil más activa no es tan ilosorio como algunos teóricos -de un modo muy malintencionado- mantienen. Aquí os dejo un texto de la catedrática de filosofía moral Adela Cortina, desde el cual podemos encontrar alguna claves para revitalizar el concepto de sociedad civil.
El “Tercer Sector”
En la actual bibliografía acerca de las cuestiones sociales proliferan los trabajo preocupados por aclarar el concepto y las funciones de un sector en apariencia emergente, el llamado “tercer sector” o también “sector social”. En principio, el tercer sector es aquél en el que se realizan actividades sin ánimo de lucro, que son aquéllas en las que ninguna parte de los beneficios netos va a parar a ningún accionista individual o persona particular, sino que tienen como meta acrecen-tar de forma desinteresada la calidad de vida de las personas. Ante la globalización de la economía, la creciente impotencia de los Estados nacionales, el incremento del poder de los grandes bancos y las grandes multinacionales, los sectores político y empresarial parecen incapaces de garantizar la satisfacción de algunas necesidades básicas de las personas. De ahí que los ciudadanos hayan de cuidar de sí mismos, restableciendo comunidades habitables, que amortigüen los golpes recibidos en virtud de la tercera revolución industrial.
Ahora bien, a mi juicio, para que el Tercer Sector lleve a cabo su tarea espreciso evitar la falsa distinción realizada por buen número de autores entre sector público (gobierno), sector privado (empresas) y sector social , y rechazar -en consecuencia- una división del trabajo en la que al gobierno compete lo público, a las empresas, lo privado, y al “sector social”, un espacio extraño, allende lo privado y lo público. Por contra, hay que decir que al Estado compete asumir responsabi-lidades públicas básicas y que también las empresas han de asumir su cuota de responsabilidad pública, de igual modo que el sector social tiene su tarea en la cosa pública. En consecuencia, la relación entre unos y otros debe ser de complementación y cooperación.
La esfera de la opinión pública
Una sociedad libre precisa una esfera de opinión pública, autónoma conrespecto al Estado, dispuesta a deliberar sobre los problemas comunes. Ya Kant urgía la creación de una esfera en la que los ciudadanos ilustrados debían hacer “uso público de su razón”. La libertad de la pluma -entendía Kant- es el paladín de los derechos del pueblo, la “publicidad razonante” es la forma de concien-cia que media entre la esfera privada y la pública, entre la sociedad civil y el poder político.
Esta tradición de la publicidad se mantiene en modelos de filosofía políticacomo el liberalismo político o la teoría deliberativa de la democracia. Pero no son ya sólo los sabios ilustrados quienes deben hacer uso público de su razón, sino cualesquiera ciudadanos que deseen llevar a publicidad asuntos que a todos importen, expresando el sentir del público. Por eso la opinión pública no debe confundirse con la opinión publicada, y la segunda debería estar al servicio de la primera. Por otra parte, el sentido de la esfera pública no es ya criticar a la política, sino dejar un espacio libre para la expresión, y sobre todo ir creando conciencia de sociedad, al debatir aquellos problemas que a todos importan. Todas las sociedades se enfrentan a retos comunes y, para ser justas, conjuntamente han de encontrar las respuestas.
Revitalización de la vida corriente
Frente a las grandes utopías y a las grandes hazañas, introdujo también la Modernidad el aprecio por la vida corriente. La crisis de las ideologías políticas y de los grandes metarrelatos refuerza el interés por esa vida cotidiana que es, no sólo la de la familia y las asociaciones del Sector Social, sino también la de las profesiones. Revitalizar las profesiones, recordar qué fines persiguen y qué hábitos son precisos para alcanzarlos es una de las tareas encomendadas a la sociedad civil.
Solidaridad voluntaria
Los mundos familiar y vecinal son los de las solidaridades primarias sin lasque las personas apenas pueden llevar su vida adelante con bien. Sin embargo, también en la sociedad civil se conforman asociaciones que llevan la solidaridad a su rango universalista, empeñándose en defender a los débiles de los Mundos Tercero y Cuarto, sentando las Bases de una Sociedad Civil Cosmopolita. El Derecho Internacional y la política mundial les van a la zaga porque la solidaridad lúcida de las asociaciones civiles es descubridora, es pionera.Ha sido esta sociedad civil la que ha exigido que la Europa de los Mercaderes y los Políticos se convierta en una Europa Social, capaz de incluir en el Tratado de Maastricht la Carta Social, que contempla los derechos económicos, sociales y culturales de los ciudadanos europeos. Ampliar estas exigencias a la humanidad toda es el gran reto de estas asociaciones civiles.
Sociedad justa
Si la sociedad civil burguesa consideraba que las cuestiones de justicia no le atañían y las dejaba en manos del Estado, como si a ella sólo le competiera la libertad, la universalización de la libertad es imposible sin justicia y sin solidaridad. Sólo que la solidaridad es virtud a la que no puede obligarse, mientras que la justicia es la primera virtud de las sociedades. Y no sólo del Estado, como han creído determinadas tradiciones, sino de la sociedad en su conjunto: también de esa sociedad civil en la que tantas esperanzas se han cifrado.