Clemente de Alejandría, cabeza de la escuela cristiana para catequistas, y Orígenes se convirtieron en los fundadores de la filosofía cristiana. Ciertamente el término de filosofía cristiana ha planteado muchos problemas a lo largo de la historia del pensamiento. Modernamente ha sido objeto de diversas interpretaciones y hay unos que niegan rotundamente que tenga alguna validez y otros que declaran que es la única forma posible de hacer genuina filosofía.
Lo nuevo era el hecho de que usaran -Clemente y Orígenes- la especulación filosófica para sostener una religión positiva que en sí no era resultado de una investigación humana independiente acerca de la verdad, como las filosofías griegas anteriores, sino que tenía como punto de partida una revelación divina, contenida en un libro sagrado, la Biblia. Y aún esto tenía antecedentes y equivalentes tanto dentro del judaísmo alejandrino con Filón, como dentro de la tradición pagana en la antigüedad y en la misma época de los Padres.
Así pues nos encontramos con la manera cristiana de desarrollar ese pilar fundamental de la Paideia Griega que es la filosofía, lo cual da lugar a una modalidad igualmente nueva de Paideia. Ya Justino, en su encuentro con el cristianismo, juzgó a éste como la filosofía absoluta, y como cristiano no abandonó su manto de sino más bien lo consideró como la forma más adecuada de ejercer su labor apostólica, y por la cual llegó hasta el supremo testimonio de su sangre en el que unió vida y pensamiento.
En la época helenística la filosofía había perdido ciertamente el vigor teórico de su época de oro. Incluso había vuelto a retomar con un vigor renovado la vía del escepticismo, que es su negación más radical. En todo caso, en ese extremo, la vida más filosófica estaba en la línea moral y religiosa que era lo que la mayoría deseaba oír. Sólo por ella los hombres viven la vida en forma correcta y sólo ellos, los que la cultivan, se conocen a sí mismos. Así, para Orígenes la filosofía era tanto logos como bios; y es que para los pensadores de este periodo "la filosofía no tenía el mismo significado de nuestro vocablo moderno, sino que connotaba una religión del espíritu.
La principal influencia para esta consideración se remonta hasta Platón y la fuerza poderosa del neoplatonismo en este periodo no puede desconectarse de ésto. Recordaron entonces que fue Platón quien hizo visible por primera vez el mundo del alma a la mirada interior del hombre, y comprendieron en qué medida tan radical habla cambiado este descubrimiento la vida humana.
Ciertamente que la filosofía y la cultura griega aparecen con una preocupación marcadamente teológica y religiosa, y no con ese carácter más bien antropocéntrico con que suelen hacérnoslas ver los autores modernos. Prueba de esto son el discurso de Pablo en el Areópago, así como los testimonios de Sófocles y de Aristóteles. En ese pueblo que Pablo consideró "extremadamente religioso" (Hch 17, 22) es donde también Justino encuentra como propio del filósofo el problema teológico, aunque no lo tenga ciertamente como sentir general de los que por ese tiempo se dedican a la filosofía, y que más bien están interesados en quitarse toda responsabilidad frente a Dios. En un diálogo que Justino tiene con el Judío Trifón éste le dice: ¿Acaso no se dirige a Dios todo el afán de los filósofos y acaso no se dirigen sus investigaciones siempre al gobierno del universo y a la providencia, o puede negarse que la tarea de la filosofía sea examinar el problema de lo divino? En todo caso la tradición filosófica era reconocida por los griegos a través del monoteísmo, y es por esto que en el encuentro de éstos con el pueblo judío y su religión, llaman a éste raza filosófica.
Orígenes entendía como Paideia al cristianismo y a la manera como la filosofía de Platón había llevado a cabo la educación del hombre griego; Cristo era el gran maestro. Pero Cristo no es un maestro humano que se haya dado este título a sí mismo; en él se encarna el Logos divino. Esta es la gran diferencia entre el cristianismo y toda filosofía meramente humana.
En la interpretación, gnóstica de los Alejandrinos Clemente considera que la verdadera paideia es la religión cristiana y a la filosofía, aunque no sea perfecta, la propaideia del gnóstico perfecto; la teología cristiana es la gnosis final. ¿Acaso hay mucha diferencia con esto cuando en la escolástica medieval se llama a la filosofía ancilla Theologiae?