El Taoismo

El Taoismo es una vía espiritual milenaria, genuinamente china, que sobrevivió con vitalidad hasta hoy, y una de las más puras expresiones de la sabiduría oriental. De las formas tradicionales de Oriente, es la que conserva mayor pureza y frescor. Ejerció su influjo en la política, en la cultura y la mente china, junto a su no menor influjo en la lírica, la pintura, la caligrafía y hasta en el desarrollo de la jardinería.

1. Sus orígenes

Lao-Tse pudo bien haber sido su recopilador, pero sus raíces se pierden muchos siglos antes.


2. El taoísmo filosófico y religioso

El taoísmo filosófico es el núcleo iniciático de la tradición del Tao; en ella está contenida el elemento formal. Taoísmo, Confusionismo y Budismo son las tres principales tradiciones espirituales de la China; con el tiempo encontraron una perfecta armonización, cual si fueran tres versiones de una misma verdad.

Es un modo de ser y de actuar, de ver la realidad y estar en el mundo; es el camino de la Sabiduría con el fin de lograr el conocimiento supremo, no mental. El camino del Tao debe ser comprendido como un puro camino de realización, no por medio de la razón ni de las especulaciones.

3. El hombre auténtico

Es la figura del sabio inserto armónicamente en el orden universal, entre el ying y el yang, que es la unión cósmica masculina y femenina del cielo y de la tierra.

No propone un código ético; considera contraproducente cualquier sistema de normas morales y rígidas, porque asfixia la espontaneidad. Insiste en el escaso valor del concepto de las palabras, la teoría o erudición: "por esto mismo, el Sabio enseña sin hablar".

No le corresponde dar recomendaciones morales; su enseñanza se expresa a través de su ser íntegro con su modo de actuar, su mirada, su gesto, la postura de su cuerpo, su respiración, su rostro y su sonrisa.

4. Naturalidad y sencillez

Su primera virtud es ser natural, lo que significa desprecio de toda complicación, artificio, falsificación o deformación de la vida; tiende a liberarse de los barnices superficiales, que a menudo impone la vida social; cultiva lo auténtico; no reprime los instintos naturales, más bien los depura y encauza convenientemente; procura ajustar su existencia al ritmo natural, sin racionalización alguna o control excesivo. Mientras el cristiano se siente indigno ante la Majestad de su Dios, el taoísta no se singulariza ni desea destacarse del Todo.

5. Su ética

La ética del Tao significa blandura, flexibilidad; rechaza la dureza o la rigidez. Sabe adaptarse a los hechos. No presta ninguna resistencia violenta.

Blando significa ceder, doblegarse como el bambú, con el fin de recuperar la posición inicial sin romperse. Es tener la mente abierta, liberada de la inercia vital o cerrazón mental; sabe escuchar, no se obsesiona, vive con lucidez y con el ánimo relajado.

Es en la virtud del agua donde ve el modo de lo que desea imitar; se adapta a cualquier superficie, busca los bajos fondos y su fuerza consiste en su debilidad, en su tremenda flexibilidad y blandura.

6. La humildad

Ser humilde es para el Tao hacerse pequeño, reducirse sin pretensiones; la perfección consiste en empequeñecerse y no acrecentarse. El Tao prefiere lo ínfimo, lo minúsculo, porque sabe que la felicidad nace en lo pequeño y le ayuda a avanzar en el camino de su propia elevación espiritual.
La no-acción es actuar con impersonalidad, sin ningún tipo de actitud egocéntrica, ya que se debe liberar del ego, pues la mente egoísta es la raíz de cada mal.

7. Armonía y naturaleza

El ideal de perfección consiste en armonizar la vida al ritmo cósmico, fundiéndose con la naturaleza y en marcha hacia la unidad. Aceptar con agrado todos los cambios, inclusive la muerte.

Cuando el hombre se libera de la tiranía de las pasiones, se abre al impulso cósmico; hasta lo más ínfimo de la realidad cobra un inmenso valor.

Jamás confunde el mando tirano, el despotismo y el ejercicio arbitrario del poder. Jamás se le ocurrió que las 10.000 cosas le están sometidas, que puede usar y abusar de ellas. Sabe que el hombre sólo puede ocupar dignamente su rango de rey universal o emperador del orbe, si actúa de modo cauteloso con la creación; su misión es estar a disposición de sus súbditos para su propio bien.