El contexto histórico de Kant está situado en el siglo XVIII, y más exactamente en la época que va desde la revolución inglesa de 1688 hasta la revolución francesa de 1789, se presenta como una época en la que se desarrolló la conciencia de estar empezando una nueva época en la que la razón y la ciencia iluminarían por fin al hombre. De ahí que esta época reciba el nombre de Ilustración por toda Europa. El idealismo trascendental de Kant será una de las obras fundamentales de dicha época de la historia europea. Y así como la Ilustración consuma el giro antropocéntrico iniciado en el Renacimiento, no es extraño que el propio Kant resuma en la pregunta ¿qué es el hombre? las tres dimensiones fundamentales de su obra: el conocimiento, la acción moral y la esperanza racional. Para Kant solamente si hemos aclarado el primer punto (el conocimiento) podremos juzgar sobre el provecho y la validez de la reflexión metafísica y, por lo tanto, cuál es la validez que se encierra en sus objetos: la libertad, la inmortalidad del alma, Dios, etc. Ya que podría ocurrir que las contradicciones que se producen entre los sistemas filosóficos sean un síntoma de que es la razón misma quien se contradice, podría ser que fuera la razón una facultad con un nivel de aspiraciones muy por encima de sus posibilidades. Kant trata de dar una respuesta definitiva a esta cuestión y recuperar el crédito de la razón como fundamento de una comunidad de hombres libres con una obra que marca un giro decisivo en la historia del pensamiento: la Crítica de la razón pura. Kant había publicado la primera edición de la Crítica de la razón pura en 1781 (conocida como edición A), pero a raíz de ciertas críticas recibidas y de sus propias reflexiones acerca de lo tratado en ella, decidió publicar una segunda edición en 1787 (conocida como edición B) que rectificase algunos de los planteamientos y formulaciones contenidos en la primera. El prólogo a la segunda edición es una breve síntesis de toda la obra, en la que nos explica cuáles eran sus propósitos al escribirla, en qué medida cree que se han cumplido y a qué resultados ha llegado. En este prólogo Kant su tesis fundamental para la adecuada comprensión del conocimiento humano.