En el verano de 1997 llegó a mis manos una carta escrita por un tal abate Vallet, «Le seconde manuscript de Dom Adson de Melk traduit en français d’après de l’edition de Dom J. Mabillon» Paris, 1843. En este breve texto se narraban acontecimientos sucedidos en el siglo XIV y que no carecía de interés filosófico, según mi intuición. Sin embargo, los personajes a los que se hacía referencia no eran citados textualmente y las ideas que en él se vislumbraban no eran explicitadas. De ahí que la importancia de este texto estribaba en aquello que no decía. Esta carta guardaba un secreto histórico y filosófico.
Tras años de investigación he de decir humildemente que aun no he descifrado el secreto. Sospecho que tiene que ver con aquella otra edición que ya encontró Humberto Eco y que hizo pública en su libro “El nombre de la rosa”. Sin embargo, tras leer muchas veces este libro he desistido de hallar verdades que me iluminen. De ahí que haya decidido hacer público yo también mi hallazgo y compartir mi búsqueda. Ojalá que con la ayuda de otros, juntos, descifremos su contenido.
Carta del Abad Dom Adso de Melk:
“Al principio era el Verbo, alabado sea por siempre. Ya al final de mi vida de pecador espero el momento de perderme en el abismo de la eternidad dejando para siempre esta cárcel que supone mi cuerpo, lo mismo que esta celda del monasterio de Melk. Pues no es otro el deseo mío que el de descifrar aquello que mi maestro fray Guillermo me enseñó en vida. Algo que jamás he llegado a comprender. De ahí que sólo la muerte libere mi desazón otorgándome alcanzar la gracia divina desde la cual mi razón podrá iluminarse.
Todo comenzó aquel primer día en aquella abadía, a la hora Tertia, cuando escuché hablar a mi maestro con el Abad acerca de la fuerza de la razón para alzarse causa tras causa. Cuando el Abad marchó, fray Guillermo me aclaró que se estaban refiriendo a los escritos del Doctor Angélico y a aquellos cinco caminos que elevan la razón. Sin embargo, me confesó, estos caminos han sido rebatidos por aquel que cambiará el sentido de nuestro pensamiento.
He de confesar que sentí miedo por mi maestro, ¿acaso estaba hablando del Anticristo? Sin embargo cuatro días después descubrí que aquel opositor de la razón bien guiada no era un ente demoníaco sino un fraile de nuestra orden El día quinto, a la hora Prima, el abad dio por comenzada una sesión entre dominicos (los perros del Señor) y franciscanos en la cual se trataría el tema de la pobreza de Cristo. Se nos recordó el Concilio de Vienne de año del Señor de 1312 y la Constitución del Papa «Quorundam exigit» de 1317 a. d. La razón de este recordatorio era que los franciscanos habían puesto en tela de juicio lo santos contenidos tanto del Concilio como de la Constitución en el capítulo general de 1322. Y el causante de tanta disconformidad fue un hermano nuestro que osó enfrentarse al mismo Papa con un Breviloquium, un atrevido escrito que lo maldijo de por vida. Tras esta reunión fue cuando mi maestro me confesó: -Quédate bien, hijo mío con el nombre de este hermano nuestro, pues en él y en su teoría de los conceptos, opuesta a la formulada por el Doctor Angélico, está el futuro del pensamiento. Te aseguro que con esta teoría sobre nombres y conceptos, y uniéndola a un principio también formulado por él, podremos cortar las barbas al mismísimo Platón.
Hace frío en el escriptorium, me duele el pulgar. Dejo este escrito, no sé para quién, este texto que ya no sé de qué habla. Stat rosa pristina nomine, nomine nuda tenemus. Con ello también dejo la única pista que mi maestro me dejó sobre esta fantástica doctrina, la única frase que al respecto me dijo: NOMINE NUDA TENEMUS”
Bien esta es la carta y estas son las 10 preguntas que nos pueden llevar a su secreto:
1. ¿Quién es el Doctor Angélico?
2. ¿Cuáles son los cinco caminos?
3. ¿Quién es el contrincante del que nos habla el texto?
4. ¿Qué libro escribió contra el Papa?
5. ¿Contra qué Papa?
6. ¿Por qué ha pasado a la historia este Papa?
7. ¿Cuál es la doctrina que rebate?
8. ¿Qué doctrina propone y que, según el texto, cambiará el mundo del pensamiento?
9. ¿Qué principio propone para cortar las barbas a Platón?
10. Por último una curiosidad, ¿Por qué llama a los dominicos los perros del Señor?
Aclaración: este ha de ser un reto colectivo. No se trata de que nadie consiga todos lo medios, sino de que cada uno comparta aquello que va descubriendo para que sirva de base a nuevos descubrimientos.
Tras años de investigación he de decir humildemente que aun no he descifrado el secreto. Sospecho que tiene que ver con aquella otra edición que ya encontró Humberto Eco y que hizo pública en su libro “El nombre de la rosa”. Sin embargo, tras leer muchas veces este libro he desistido de hallar verdades que me iluminen. De ahí que haya decidido hacer público yo también mi hallazgo y compartir mi búsqueda. Ojalá que con la ayuda de otros, juntos, descifremos su contenido.
Carta del Abad Dom Adso de Melk:
“Al principio era el Verbo, alabado sea por siempre. Ya al final de mi vida de pecador espero el momento de perderme en el abismo de la eternidad dejando para siempre esta cárcel que supone mi cuerpo, lo mismo que esta celda del monasterio de Melk. Pues no es otro el deseo mío que el de descifrar aquello que mi maestro fray Guillermo me enseñó en vida. Algo que jamás he llegado a comprender. De ahí que sólo la muerte libere mi desazón otorgándome alcanzar la gracia divina desde la cual mi razón podrá iluminarse.
Todo comenzó aquel primer día en aquella abadía, a la hora Tertia, cuando escuché hablar a mi maestro con el Abad acerca de la fuerza de la razón para alzarse causa tras causa. Cuando el Abad marchó, fray Guillermo me aclaró que se estaban refiriendo a los escritos del Doctor Angélico y a aquellos cinco caminos que elevan la razón. Sin embargo, me confesó, estos caminos han sido rebatidos por aquel que cambiará el sentido de nuestro pensamiento.
He de confesar que sentí miedo por mi maestro, ¿acaso estaba hablando del Anticristo? Sin embargo cuatro días después descubrí que aquel opositor de la razón bien guiada no era un ente demoníaco sino un fraile de nuestra orden El día quinto, a la hora Prima, el abad dio por comenzada una sesión entre dominicos (los perros del Señor) y franciscanos en la cual se trataría el tema de la pobreza de Cristo. Se nos recordó el Concilio de Vienne de año del Señor de 1312 y la Constitución del Papa «Quorundam exigit» de 1317 a. d. La razón de este recordatorio era que los franciscanos habían puesto en tela de juicio lo santos contenidos tanto del Concilio como de la Constitución en el capítulo general de 1322. Y el causante de tanta disconformidad fue un hermano nuestro que osó enfrentarse al mismo Papa con un Breviloquium, un atrevido escrito que lo maldijo de por vida. Tras esta reunión fue cuando mi maestro me confesó: -Quédate bien, hijo mío con el nombre de este hermano nuestro, pues en él y en su teoría de los conceptos, opuesta a la formulada por el Doctor Angélico, está el futuro del pensamiento. Te aseguro que con esta teoría sobre nombres y conceptos, y uniéndola a un principio también formulado por él, podremos cortar las barbas al mismísimo Platón.
Hace frío en el escriptorium, me duele el pulgar. Dejo este escrito, no sé para quién, este texto que ya no sé de qué habla. Stat rosa pristina nomine, nomine nuda tenemus. Con ello también dejo la única pista que mi maestro me dejó sobre esta fantástica doctrina, la única frase que al respecto me dijo: NOMINE NUDA TENEMUS”
Bien esta es la carta y estas son las 10 preguntas que nos pueden llevar a su secreto:
1. ¿Quién es el Doctor Angélico?
2. ¿Cuáles son los cinco caminos?
3. ¿Quién es el contrincante del que nos habla el texto?
4. ¿Qué libro escribió contra el Papa?
5. ¿Contra qué Papa?
6. ¿Por qué ha pasado a la historia este Papa?
7. ¿Cuál es la doctrina que rebate?
8. ¿Qué doctrina propone y que, según el texto, cambiará el mundo del pensamiento?
9. ¿Qué principio propone para cortar las barbas a Platón?
10. Por último una curiosidad, ¿Por qué llama a los dominicos los perros del Señor?
Aclaración: este ha de ser un reto colectivo. No se trata de que nadie consiga todos lo medios, sino de que cada uno comparta aquello que va descubriendo para que sirva de base a nuevos descubrimientos.